PENSAMIENTOS DE LA SANTA ISABEL DE LA TRINIDAD
1.- Vivamos con Dios como con un amigo, tengamos
una fe viva para estar en todo unidos a Dios (H, 576).
2.- Dios en mí, yo en Él, he ahí mi vida... ¡Oh
Jesús, haz que nada pueda distraerme de ti, ni las preocupaciones, ni las
alegrías, ni los sufrimientos, que mi vida sea una oración continua (T, 10).
3.- El Amor habita en nosotros, por ello mi vida es
la amistad con los Huéspedes que habitan en mi alma, éstos son el Padre, el
Hijo y el Espíritu Santo (T, 10).
4.- Que mi vida sea una alabanza de gloria para las
tres divinas Personas (cfr. T, 11).
5.- Anhelo llegar al cielo, no solamente pura como
ángel, sino transformada en Jesucristo crucificado (T, 12).
6.- La adoración es un silencio profundo y solemne
en que se abisma el que adora, confesando el todo del Dios Uno y Trino, y la
pequeñez de la creatura (cfr. T, 26).
7.- Nuestra adoración debe unirse a la otra
adoración más perfecta: la adoración de Jesucristo, quien adora a Dios Padre en
el Espíritu Santo, quien se ofrece como hostia viva (cfr. T, 27).
8.- Oh, Dios mío, Trinidad a quien adoro, ayúdame a
olvidarme enteramente de mí misma para vivir en ti (cfr. T, 28).
9.- Te adoro Padre fecundo, te adoro Hijo que nos
ayudas a ser hijos del Padre, te adoro Santo Espíritu que sales del Padre y del
Hijo (cfr. T, 52).
10.- Morir a mí misma en cada instante, para vivir
plenamente en Cristo (cfr. T, 68-69).
11.- ¡Oh Dios mío, apacigua mi espíritu, apacigua
mis sentidos exteriores (cfr. T, 72).
12.- Mi alma se alegra en Dios, de Él espero mi
liberación (cfr. T, 79).
13.- Quiero ser una morada de Dios buscando que mi
corazón viva en la Trinidad... Un alma en estado de gracia es una casa de Dios,
en donde habita Dios mismo, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo (cfr. T, 80).
14.- Oh Trinidad amada tú habitas en mi alma, y yo
lo he ignorado (cfr. T, 83).
15.- Todo pasa. En la tarde la vida, sólo el amor permanece... Es
necesario hacerlo todo por amor. Es necesario olvidarse de uno para vivir en
Dios (cfr. T, 126).
16.- El Señor está en mí y yo en Él, mi vida en el
tiempo no es otra que amarle y dejarme amar; despertar en el Amor, moverme en
el Amor, dormirme en el Amor (cfr. T, 126).
17.- El Señor nos invita a permanecer en Él, orar
en Él, adorar en Él, amar en Él, trabajar en Él, vivir en Él (cfr. T, 137).
18.- No debemos detenernos ante la cruz, sino
acogerla con fe y descubrir que es el medio que nos acerca al Amor divino (cfr.
T, 206).
19.- He encontrado el cielo en la tierra, porque el
cielo es Dios, y Dios está en mi alma (cfr. T, 206).
Profundas reflexiones.
ResponderEliminar