jueves, 2 de julio de 2015

EL SEÑOR DE LA BUENA MUERTE DE CHOCÁN

EL SEÑOR DE LA BUENA MUERTE DE CHOCÁN

                                                            Pool Alexander Castillo Valiente


INTRODUCCIÓN
No cabe duda que la fiesta religiosa en los pueblos se trata de un momento fecundo para agradecer a Dios las gracias recibidas, así como también un momento de súplica de la protección divina para satisfacer necesidades básicas. En este sentido, la fiesta religiosa alimenta la esperanza de transformar la realidad. Estas dos vertientes parecen coexistir y estar en mutua tensión. La alegría y la súplica  se entremezclan y manifiestan en la gente sencilla un gran fervor y un anhelo profundo por encontrarse con lo totalmente otro, con lo trascendente.
En la sencilla mentalidad del pueblo la celebración religiosa apunta concretamente hacia una vida mejor,  la fiesta religiosa es para asegurar que la vida se ponga mejor, ella dinamiza una esperanza realista concreta en el aquí y ahora: para que haya una buena cosecha, para que el ganado no se muera, para que la vida mejore, pero  a su vez supera la inmanencia y trasciende, haciendo -de maneras hasta a veces enigmáticas- que el hombre se convierta de corazón a su Señor  y de busque una vida mejor pida la Vida verdadera que viene del Creador trascendente. La Fiesta religiosa popular manifiesta la cercanía de Dios, el totalmente otro está entre nosotros; y el cristianismo que se profesa en nuestros pueblos reafirma lo dicho, no sólo está entre nosotros  a manera de evocación y creencia como en otras confesiones, sino realmente estuvo, está,  y estará entre nosotros, por eso la fiesta nos remite a Él.
Así pues con el advenimiento de la Conquista y Colonización del territorio de los Tallanes y Vicús  y con ella la catequización, se introdujeron y conformaron las primeras instituciones religiosas encargadas de las celebraciones y festividades religiosas en el pueblo de Piura. Una vez más traeré a colación mi arquidiócesis.
Estas se han mantenido a través de la historia, reviviendo cada año las celebraciones, procesiones y costumbres, así como la fe y demostraciones litúrgicas del Cristianismo. Una de las costumbres típicas de las festividades religiosas que exalta y da majestuosidad hasta hoy es la celebración de la Semana Santa, la celebración del Sr. Cautivo de Ayabaca y la Procesión de los Santos.
Estas fiestas resaltan el sentimiento religioso, pero lamentablemente, y es tarea nuestra purificarlas, tienen lastre de  paganismo en una serie de costumbres.
En el departamento de Piura, al igual que otros departamentos cada una de las provincia también celebra festividades religiosas muy particulares de sus santos patrones así tenemos por ejemplo que la provincia de Talara a San Pedro y San Pablo, en Sechura a Nuestra Señora de la Luz y a San Jacinto, en Piura a San Miguel, Arcángel,  Paita se llena de gente para celebrar en el puerto la Fiesta de Nuestra Señora de las Mercedes, llamada "Gran Mariscala y Patrona de las Armas del Perú", y también "Estrella de la Evangelización¨, Ayabaca al “Rey de los Peregrinos”, patrón de todo el departamento, al Señor Cautivo de Ayabaca, Huancabamba a la Virgen del Carmen y, finalmente  Sullana celebra al Señor  de la buena muerte de Chocan, fiesta que debe constituirse en la tercera en importancia en la región, sin embargo hoy está venida a menos, por eso es mi deseo que esta investigación colabore a que la devoción a ésta advocación  de Nuestro Señor se arraigue otra vez con fuerza en el corazón no sólo de los piuranos sino de todos los que la lean.
UBICACIÓN GEOGRÁFICA DE UN LUGAR LLAMADO CHOCÁN
Para hablar del Señor de Chocán hay que ubicarnos, en primer lugar en Piura, departamento ubicado al noroeste del país, en su interior alberga a ocho provincias, dos de las cuales  son serranas: Ayabaca y Huancabamba, tres son provincias costeñas o litorales: Paita, Talara y Sechura, dos se ubican en los llanos: Piura y Sullana, y, finalmente la provincia de Morropón combina zonas de costa y sierra.
Para acercarnos más es preciso viajar 39Km de la Capital Piura a la provincia de Sullana y de allí al distrito de Querecotillo. Chocan es una Hacienda perteneciente al distrito de Querecotillo de la provincia de Sullana, enclavada, en el valle del Chira, a la margen derecha del río de este nombre. Es una porción, como otras muchas, desprendida de la antigua gran hacienda de Tangarará, y muy célebre por sus tierras que están principalmente dedicadas al cultivo de algodón.
Chocan a la derecha, y Somate a la izquierda del río, son el término de la navegabilidad de éste. El cauce, en esta hacienda, se amplió de tal modo, que la profundidad casi desaparece, la corriente se convierte en superficial y ni botes ni canoas pueden ya atravesarlo. Pero en temporadas del fenómeno del Niño soporta el incremento del caudal ocasionando grande pérdidas económicas y materiales.
Regada por el canal de Chira o de Checa así llamado por el nombre de su constructor. Su riego está bien organizado, y produce una vegetación maravillosa, sus frutos son afamados (algodón, maíz, plátanos, yucas, camotes, mangos, papayas).
HISTORIA DE LA VENERADA IMAGEN DEL SEÑOR DE LA BUENA MUERTE DE CHOCÁN
Según refiere la tradición, hace más de cuatrocientos años, desde las postrimerías de la época Conquista española, a orillas del ya mencionado río Chira, en el sitio llamado Chocán que, para agregar más datos,  se sitúa en la  que siguió Francisco Pizarro desde Poechos, el Querecotillo actual,  hasta Tangarará a fundar la primera ciudad hispana en el Pacífico sur, un hombre encontró un pesado madero cuya  corteza le cautivó por su lisura y aspecto pintoresco; él sintió curiosidad por el hallazgo y quiso saber  con qué clase de madero se había topado; descargó un primer hachazo sobre el tronco y fue enorme su sorpresa al notar que de la escisión brotaba un líquido rojo como la sangre. Suponiendo que podía tratarse de un milagro comunicó de inmediato a sus paisanos el suceso, en el acto medio Chocán  se dio cita en el lugar de los hechos y cargaron con el pesado madero a una choza cercana, esperanzados en que algún día Dios enviara un escultor que pudiera tallar una imagen religiosa.
La historia continúa cuando un día apareció por la casa del descubridor del tronco un hombre que  “de buenas a primeras” se ofreció a esculpir una imagen del Señor, pero con la sola condición de que se le dejara trabajar con  total tranquilidad y alejado de la mirada de los curiosos, y si el lugar era solitario y cerrado, era mejor, además rechazó la comida pues solo quería alimentarse de lo que llevaba en la alforja.
Al cabo del tiempo fijado para la obra, tres días, el hombre fue a  recibir  la imagen, pero grande fue su sorpresa al no encontrar al escultor y sí, en cambio, una preciosa pieza de arte: un Cristo crucificado. La noticia cundió rápidamente por todo el valle del Chira.
Los lugareños extrajeron la escultura de la oscura celda, y en el sitio cercano a un cerrillo donde fue hallado el madero, construyeron una capilla de barro y paja, donde fue colocada y venerada la imagen de Nuestro Señor crucificado. Pronto empezaron a celebrarle con gran pompa su festividad. La noticia llegó a oídos del sacerdote y autoridades de Querecotillo, quienes visitaron el poblado de Chocán, quedando maravillados de la belleza y acabado de la escultura. Considerando injusto venerar tan preciosa y milagrosa imagen en un sitio rústico, ordenaron su traslado a Querecotillo.
Cuenta la historia que cuando por primera vez se pretendió alzarlo fue tan grande su peso que hizo desistir del propósito a quienes lo intentaron, consiguiendo su traslado sólo después de muchos años a la iglesia de Querecotillo. Pero llevarse la imagen no fue nada fácil para los querecotillanos porque, en primer lugar, los chocanos se resistieron a que se les despojase de tan preciado  legado de Dios; segundo, porque cuantas veces se la pretendió trasladar a su nueva morada, la imagen reaparecía en su rústica capilla que, finalmente, sucumbió tras un incendio, que según versiones antojadizas fue mandado a producir por las autoridades de Querecotillo. Sólo así se pudo lograr que la sagrada efigie quedase definitivamente en Querecotillo. Estos hechos acontecieron en el año 1712.
Desde ese año se celebraron dos festividades, una en el mes de octubre, que posteriormente fue cambiada a febrero, el día dos para ser exactos, pues según se cuenta, los devotos mismos pidieron el cambio, por ocurrir en esa fecha un milagro importante; y la otra en diciembre, también conocida como Feria de Navidad.
La fama del Señor Milagroso había llegado a los lugares más apartados del Perú y arribaban gentes de diferente estatus social a venerarle, incluso de países vecinos, en especial Ecuador. Pero, quizá, quienes le visitaban con mayor fervor y asiduidad eran los sechuranos y cataquenses, quienes cargados de velas e incienso llegaban a Querecotillo al son de bandas musicales, trayendo medallas al Señor, se arrodillaban  ante la efigie y dormían   a los pies de ella, en cada misa o procesión estos bajo piuranos  vestían artísticamente la imagen con prendas de oro; al cabo de seis días regresaban a su tierra llevando como preciado tesoro  un trozo de algodón con el cual había sido limpiado el rostro del Milagroso Señor al que llamaban Nuestro Padre Señor de la Buena Muerte de Chocán de Querecotillo; al despedirse lloraban tristemente  pidiéndole les conservara la vida hasta el otro año, para volver a verle.
 Hay que resaltar que ante esta imagen se celebró el Te Deum  de la proclamación de la independencia nacional, por parte de los querecotillanos,  el 11 de enero de 1821, seis meses antes que en Lima y siete después de que lo hiciera Piura. También ante ella se encomendaron las tropas peruanas, al mando del General Santa Cruz, a su paso por Querecotillo hacia Pichincha, donde derrotaron a las tropas realistas, el 24 de mayo de 1822. También hay que decir que la iglesia del Señor de la Buena Muerte de Chocán contribuyó con 72 pesos anuales para la campaña de la Independencia en 1823.
Hacia 1826, el párroco de la villa de Sullana, en aquel tiempo llamada La Punta,  a la cual pertenecía eclesiásticamente, el distrito de Querecotillo, quiso obligar a los querecotillanos a festejar las festividades de Navidad y la de Dos de febrero  en la destruida iglesia de Chocán y , desde luego, restituir  a dicho sitio la imagen. Los querecotillanos empeñados en conservar la preciada imagen enviaron expedientes al Presidente el Mariscal Ramón Castilla y al obispado de Trujillo, logrando su cometido de tener en su posesión indefinidamente la imagen en la iglesia de Querecotillo.
Por orden del obispo de Trujillo, la sagrada efigie estuvo a punto de ser trasladada a Lima, pues según el referido, Querecotillo era una ciudad rústica y, por ello, no merecía albergar a una imagen tan poderosa. Pero cuando embarcaban en el Puerto de Paita, el Señor “se negó a embarcarse”, y tuvo que devolvérsele al santuario donde aún está.
Otro intento de sacar al Señor de Chocán de Querecotillo se produjo en 1899 cuando el prefecto de Piura, Don Ernesto Zapata, quiso trasladarla a la Iglesia Mayor de la capital de departamento; ante esto, los vecinos salieron armados de todo lo que encontraron, impidiendo de esta manera el cumplimiento de la orden del prefecto.
Dentro de los milagros más portentosos atribuidos al Señor de Chocán, destaca el procurado a Don José Bustamante, vecino notable de Loja (Ecuador), quien regresaba de Lima desahuciado, pues hacía tiempo había perdido la vista; alguien le recomendó que fuera a postrase a los pies de la imagen, rogándole su mejoría; así lo hizo, se dejó conducir hasta la iglesia que estaba llena de fieles en la Feria de Navidad, lloró ante el crucificado, implorando el milagro, quedando curado en el acto. Como otro milagro  portentoso  se enumera la curación de un escultor del sur del Perú que estaba paralítico, pidió que lo condujeran a  la iglesia  para rogarle su mejoría al Señor, saliendo de ella caminando sin ninguna dificultad.
A las 11 de la mañana del jueves 11 de diciembre de 1930 se produjo un hecho tremendamente  doloroso para los querecotillanos, un pavoroso incendio se produjo en la iglesia del Señor de la Buena Muerte de Chocán y, a pesar de los denonados esfuerzos de los hombres querecotillanos, no se pudo evitar que la efigie tallada por aquel misterioso hombre  a orillas del Chira fuera consumida por las llamas, quedando únicamente de ella  un dedo.
Aquella terrible noticia llenó de tristeza a todo el norte del Perú. Las mujeres se pusieron sus polleras negras y sus mantos del mismo color, y de todas partes llegaban mujeres y hombres a llorar al Buen Muerto. Durante muchas semanas el pueblo lloró “la buena muerte” del Señor de Chocán.
La Iglesia fue reconstruida gracias al material entregado por el gobierno del General Sánchez Cerro, que era devoto y conocedor de la gran tradición del milagroso  Señor de la Buena  Muerte de Chocán. Sin embargo, para la reposición de la imagen por otra similar se hicieron colectas públicas. A través del ciudadano español residente en Sullana  Don Francisco González Aguirregaviria, se mandó a hacer una réplica a Victoria, España; entregándosele al escultor una nítida fotografía del original. A esta réplica  se le insertó el dedo que había quedado del original, que a su vez sirvió para darle  el color y tamaño que había tenido el primer Señor.
La nueva imagen del Señor de la Buena Muerte fue traída en 1932 de España a Perú, en el  vapor “Orbita”. Al llegar la embarcación al canal de Panamá había una tempestad que impedía el paso  de varios vapores; pero la nave en que venía el Señor de Chocán, pasó el canal, sin ninguna dificultad; las demás embarcaciones  en ese instante no pudieron pasar porque la  tempestad se hizo más impetuosa. Éste es el primer milagro atribuido a la nueva imagen del Señor. Muy pronto en Paita y en otros lugares se hizo noticia de lo que había sucedido en Panamá.
En 1954 el Señor de la Buena Muerte de Chocán fue en peregrinación a Talara a fin de colectar óbolos para la refacción de las torres de su iglesia. Una comisión integrada por los directivos de las Sociedades de “Navidad” y “Dos de Febrero” fue la encargada de llevar la efigie a Talara. Acomodaron con paños a la imagen en un cajón, dejando libre un  espacio de 10 centímetros por cada extremo de la santa cruz, a fin  de poderla sacar con facilidad. Subieron el cajón y el anda en el camión del devoto Don Antonio San Martín, que en seguida partió rumbo a Talara. Dicha comisión la presidía el párroco de Querecotillo, R.P Telmo Vegas. Al llegar a Talara Alta, recibieron al Señor unas 4, 000 personas. Bajaron el cajón, sacaron la imagen y la colocaron  en el anda que llevaban, luego llevaron en procesión al crucificado a la iglesia de Talara.  La imagen llegó a Talara un día sábado, recorrió en multitudinaria procesión el domingo, y el día lunes el padre Telmo resolvió que había llegado el momento de volver a Querecotillo, pero por  alguna extraña causa la sagrada escultura no cabía en su baúl, ante este suceso los talareños pidieron que el Señor permaneciera un tiempo más en su tierra, pero el padre Vegas no accedió porque la licencia de la autoridad eclesiástica  había ya expirado. Vieron la manera de  colocar la imagen poniendo unos tacos de madera para ponerlos en el fondo del baúl sobre los cuales la Cruz descansara en declive de 20 centímetros, le pusieron la tapa que no cerraba bien. En seguida subieron el baúl al camión y volvieron  a Querecotillo. Al llegar a Querecotillo una gran  cantidad de fieles lo recepcionaron a la entrada del pueblo. El párroco, en el atrio de la iglesia, les habló de la gran manifestación de fe en Talara para con el patrón  de Querecotillo. Al día siguiente al abrir el baúl hubo una gran sorpresa para el párroco y los de la comisión, de que la santísima  cruz estaba bien colocada dentro del baúl, de la manera en que fue acomodada antes de ir a Talara.
Desde aquella peregrinación por Talara la devoción para con el Señor de Chocán tomó más fuerza.
Es sabido también que en siglo XIX la sagrada imagen del Señor de Chocán recorría procesionalmente por Sullana, sin embargo los querecotillanos se rehusaron a que esta práctica se continuara produciendo, pues pensaban que los sullanenses querían apoderarse de la imagen; muy tristes los sullanenses recibieron la noticia de que el Señor de Chocán no recorrería más por sus calles. No obstante, Dios consoló al pueblo de Sullana  pues de España arribó  una talla también de un Cristo Crucificado, al que le llamaron el Señor de la Agonía.
En épocas  recientes la devoción al Señor de Chocán  parecía haberse enfriado, pues la Feria de Navidad dejó de celebrarse, quedando únicamente la Feria “Dos de febrero”, siendo esta última muy poco concurrida.  Para reavivar la devoción que en antaño fue muy fuerte, la sagrada imagen  peregrinó  en el 2004 a la ciudad de Piura para la clausura  del “Año del Rosario”; en el 2009 peregrinó por Sullana mientras se realizaban trabajos de refacción en su santuario. En el año 2010, el arzobispado de Piura organizó el congreso eucarístico y mariano “Quédate con nosotros Señor”, donde  juntamente con las sagradas imágenes del “Señor Cautivo peregrino” de Ayabaca  y de “Nuestra Señora de las Mercedes” de Paita, la imagen del “Señor de la buena muerte de Chocán” de Querecotillo, arribó al estadio “Miguel Grau” de Piura para presidir las cesiones del Congreso.
Entre los años 2009 y 2012, gracias a las iniciativas del reverendo padre José Chero More, párroco de Querecotillo, la devoción nuevamente cobró fuerza,  cientos de peregrinos  invadían las calles de Querecotillo en el mes de febrero para seguir  las andas del Señor de Chocán.
Finalmente hay que resaltar que, aunque las peregrinaciones a Querecotillo no sean tan numerosas como en antaño, la devoción se ha extendido en varios pueblos y se ha arraigado en ellos, así pues  los pueblos de Tumbes como San Juan de la Virgen y Tacural lo tienen como patrono,  también hay arraigada devoción en el bajo Piura,  Paita, Sullana y Talara; lo más seguro es que los piadosos peregrinos que visitaban Querecotillo hayan llevado la devoción a su pueblo natal y que  en torno a ésta se hayan empezado a organizar festividades con connotaciones propias de estos pueblos.

Finalmente diremos que la devoción al Señor de la buena muerte de Chocán es la tercera con mayor raigambre e importancia en Piura, detrás del “Cautivo” y la “mechita”, y por ello considero es deber de todo fiel católico propagar y defender la devoción a esta sagrada advocación del Señor.
BIBLIOGRAFÍA

NOLE SÁNCHEZ, José del Carmen.- Historia y novena, Señor de la Buena Muerte de Chocan. Querecotillo, Municipalidad Distrital de Querecotillo. Impresiones generales “san Andrés”.
sullanaweb.blogspot.com/2011/01/c.html

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