ORACIÓN QUE COMPUSO MADRE PILAR DESPUÉS DE SU CONSAGRACIÓN
Señor y Dios mío, que a mí, pobre criatura con tantas faltas y pecados, me habéis escogido para que sea toda vuestra. Gracias, Dios mío.
Quiero corresponder con todo mi corazón a vuestro infinito amor y no encuentro otro medio mejor que entregarme a vos con todo lo soy y tengo para que hagáis vos de mí todo cuanto queráis para vuestra mayor gloria y el bien de las almas.
Os entrego mi vida entera: minuto a minuto. Os entrego mi cuerpo con mi santo voto de castidad. Mi alma con mi santo voto de obediencia. Los bienes que haya podido poseer os lo entrego con mi voto de pobreza.
Quiero glorificaros en cada instante. Recibir los latidos de mi corazón, las respiraciones de mis pulmones, las palpitaciones de todo mi ser. El trabajo de mis manos, el actuar de mis sentidos y potencias, mis deseos e intenciones.
Recibidlo todo de mí, Dios mío, como si lo ofreciera la Virgen María, mi madre. Como si os lo ofreciera vuestro divino Hijo Jesús. Aplicadlo todo a la salvación y santificación de las almas como si de ellos proviniera.
Sé que soy imperfectísima, que todo en mí está manchado. Dios mío: no lo miréis todavía. Podré purificarlo en el purgatorio. En la tierra, mientras tenga aliento de vida, quiero que todo sea para vuestra mayor gloria y para mis hermanos los hombres. Aplicádselo, regaládselo. El mérito impetratorio es para ellos. El mérito satisfactorio es para las almas del purgatorio. Todo, íntegro, absoluto. Yo no quiero vivir sino para daros gloria mediante la salvación de innumerables almas que puedan glorificaros conmigo eternamente.
Pero quiero más, quiero ofreceros toda mi vida desde el día de mi bautismo hasta mi último aliento. Si no fue lo que debió ser o no lo es en adelante, si perdí el tiempo pasado o lo pierdo en el futuro, si os ofendí, os lo pagaré en el purgatorio.
Sois poderoso, Dios mío: no dais deseos irrealizables. Tomad por eso mi vida entera como tomasteis la de María y la de Jesús. Glorificaros en ella. Santificadla y sacad de ella cuanto podáis. No perdáis por mi culpa ni un átomo de vuestros dones. Que no os defraude lo más mínimo. Que yo sea eternamente lo que quisisteis que fuese cuando me creasteis. Que os dé toda la gloria que os podría haber dado si hubiera sido siempre fiel. Que no haya en mi vida nada inútil.
Aprovechadme, glorificaos, salvad a todos vuestros hijos. Quiero vivir como María, con María y por María. Toda para vos.
Una vida sencilla y fiel como la que vivió Ella en Nazaret: sin ocuparme más que en amaros y en cumplir mis pequeñas obligaciones. Segura de que aceptáis mi entrega y que cumpliréis mis inmensos deseos.
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