Beato Rolando Rivi:
El niño mártir de la sotana
Martirologio Romano: En Piane di Monchio, Módena
(Italia), seminarista asesinado por odio a la fe. († 1945)
Fecha de beatificación: 5 de octubre de 2013,
durante el pontificado de S.S. Francisco
Breve Biografía
Rolando
nació en 1931 en San Valentino, cerca de Castellarano (Reggio Emilia), como el
segundo de los tres hijos de Roberto y Albertina, granjeros de profunda fe y
religiosidad. Muy pronto sitió la vocación sacerdotal, e ingresó en 1942, con
sólo once años, en el seminario de Marola. El 1 de octubre lo apuntó como el
día más feliz: fue cuando tomó la sotana.
Solía
animar a sus compañeros con estas palabras: "Un día, con la ayuda de Dios,
seremos sacerdotes. Yo seré misionero. Quiero llevar a Jesús a quienes no Le
conocen. Nuestro deber como sacerdotes es rezar mucho y salvar almas para
llevarlas al paraíso".
Los
meses más duros
En
1944, cuando Italia cambió de bando en la Segunda Guerra Mundial y fue invadida
por los alemanes, el adolescente Rivi tuvo que abandonar los estudios, porque
los nazis cerraron el centro y dispersaron a los seminaristas enviándolos a sus
casas.
Fuera
del seminario y sin haber recibido ni las órdenes menores, Rolando no tenía
obligación de llevar la sotana, pero siguió haciéndolo mientras mantenía su
colaboración con la Acción Católica y daba catequesis en la iglesia. Y eso que
los tiempos eran peligrosos. En su región había numerosas partidas comunistas
que realizaban acciones de sabotaje contra los alemanes, pero que preparaban también
el futuro del país mostrando su odio a la Iglesia, con el asesinato de varios
sacerdotes.
La
sotana, señal de pertenencia a Jesús
"¡Quítate
la sotana! Es mejor que no la utilices", le rogaban sus padres. Pero el
niño daba muestras de determinación: "Pero ¿por qué? ¿Qué mal hago
llevándolo? No tengo ninguna razón para dejar de usarlo. Estudio para ser
sacerdote y debo vestir en señal de que pertenezco a Jesús". En alguna
ocasión, los partisanos de la zona le habían insultado con obscenidades al encontrarse
con él en algún camino. En el pueblo le conocían como "el curita".
"No tengo miedo ni estoy asustado. No puedo esconderme. Pertenezco a
Dios", respondía a quien le aconsejaba que vistiese de seglar.
Rolando
continuó sus prácticas de piedad en la parroquia de su pueblo, donde el
párroco, Olinto Marzocchini, fue atacado en una ocasión por los comunistas, así
como el joven sacerdote Alberto Camellini, recién llegado a San Valentino.
El
chico tenía gran admiración por su párroco: "¡Qué hermoso ser como él!
¡Celebrar misa con Jesús en mis manos, llevar el alma de Jesús...!". Con
esa devoción, el 10 de abril de 1945 tocó el organo y acompañó al coro en la
misa solemne, y al terminar recogió sus cosas y, ataviado con su inseparable
sotana, atravesó el bosque camino a su hogar, adonde nunca llegó.
El
crimen, la gloria
Sus
padres y vecinos temieron lo peor. Se le buscó durante tres días, hasta que su
padre y Don Alberto encontraron el cadáver, plagado de señales de tortura y
martirio. Como se supo después, el joven seminarista padeció tres días
continuados de tormentos y humillaciones, con insultos a Dios, Cristo y la
Iglesia. Lo primero que le hicieron fue quitarle la sotana y pegarle a
conciencia con un cinturón.
Al
final le llevaron entre los árboles de Piane di Monchio, dejando un reguero de
sangre por las heridas causadas. El niño lloró pidiendo que le perdonasen la
vida, pero cuando recibió una patada como respuesta, comprendió que todo era
inútil. Sólo rogó que le dejasen rezar antes de morir. Lo hizo por sus padres y
por sus asesinos. Luego recibió dos tiros, uno en la cabeza y otro cerca del
corazón, y le semienterraron. La sotana se la quedaron los asesinos como trofeo
y la anudaron para convertirla en pelota de fútbol.
Tras
un entierro sumario, después de la liberación, el 29 de mayo, recibió el
homenaje de todos los parroquianos, y su tumba comenzó a ser lugar de
peregrinación, con diversas curaciones atribuidas a su intercesión. En 2006 se
abrió en la diócesis de Modena su causa de beatificación, y tras certificar en
mayo de 2012 la correspondiente comisión de la Congregación que su muerte fue
un martirio in odium fidei, este Jueves Santo el Papa Francisco lo proclamó
para todo el mundo, preludio de su beatificación.
Un
sueño hecho realidad de otra forma
Pocos
días antes de morir, justo el Jueves Santo de 1945, Rolando había escrito este
pensamiento: "Jesús, te doy gracias porque te nos has dado en la Santa
Hostia y estás siempre con nosotros. Ayúdame a volver pronto al seminario para
convertirme en sacerdote". Jesús hizo algo mejor: asimilarle a su Calvario
para llevarle más deprisa a la gloria.
El
28 de marzo de 2013 S.S. Francisco firmó el decreto reconociemdo el martirio de
este Siervo de Dios.
Beato Rolando
Rivi, dócil al Santo Espíritu, ¡ora pro nobis!
Oración: Oh
Dios, Padre Misericordioso, que eliges a los pequeños para confundir a los
poderosos en el mundo, te damos gracias por habernos dado en el mártir
seminarista Rolando Rivi, un testimonio del amor total a tu Hijo Jesús y a su
iglesia, hasta el sacrificio de la vida. Iluminados por este ejemplo y a través
de la intercesión de Rolando, le pedimos la fuerza para vivir siempre como
signos vivos de Tu amor en el mundo y te suplicamos que nos concedas la gracia
que ardientemente deseamos. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
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